No hay nada que no puedas hacer... La cuestión es querer hacerlo...

20 nov 2009

Reencuentro

La puerta volvió a abrirse por segunda vez, esta vez dando paso a un muchacho cargando unas cajas llenas de botellas. Jadeaba del cansancio producido por su carrera hasta refugiarse de la lluvia. Su pelo, oscuro como la noche que estaba sufriendo todo el pueblo, estaba empapado de la lluvia y revuelto por el fuerte viento que soplaba desde hacía horas.
-¿Dónde descargo esto, Tom?
-Ah, William, eres tú. Déjalas ahí mismo y sécate un poco, hombre. Ya te dije que cogieras un chubasquero o pillarías una gripe de las grandes.
-Sigo entero, tranquilo –dijo tras dejar las cajas y coger un trapo grande . ¿Quién es la rubia con quien hablabas?
-¡Venga ya! No me bromees, muchacho. ¿Cómo puede ser que hayas olvidado ya cómo era Eva? No ha cambiado nada, para ayudarte a recordarla, si te sirve de consuelo a tu despiste.
-Hola Will –saludó Eva mientras cogía el vaso para dar otro sorbo a su zumo.
-¡Eva! ¡Qué cambiazo! Ya eres toda una señorita, ¿eh?
-Calla, tonto, sigo siendo la de siempre y no he cambiado apenas nada.
-Sí, lo eres.
-¡Ja, ja, ja! Ha llegado hace un rato, William, minutos después que salieras a buscar las cajas. Lo justo para no encontrártela por el camino, vamos.
-¡Qué mal! Bueno, ¿cómo te ha ido todo?
-Bien, agotador pero entretenido a la vez. Te hubiese gustado, de verdad. Conociéndote habrías disfrutado como un crío pequeño al que le regalan un juguete nuevo o estrena zapatos.
-¿Tan interesante ha sido todo? Me he pasado casi veinte años aquí, en este pueblo de mala muerte, habiendo todo un mundo ahí fuera esperándome… Te envidio, sinceramente, que hayas podido salir de aquí y ver otros lugares. Ahora echarás en falta algún lugar de aquellos, ¿no?
-Bueno, lo que más anhelo volver a sentir es el calor de aquellas grandes fiestas, al otro lado del ancho océano. Pero si me das a elegir, prefiero quedarme aquí.
-¿Aquí? Imposible que digas eso –repusieron al unísono Tom y William.
-Sí. Allí iba cambiando de colegio y de amigos cada poco tiempo. No llegaba a entablar una buena amistad con nadie, me sentía sola, no podía hablar con nadie. Algunas veces era porque no conocía la lengua y otras porque, al ser la nueva, no había forma de hacer que se fijasen en mí.
-Lo primero que hacen en los colegios es ir directamente al nuevo, nueva en tu caso, y preguntarle un montón de cosas relacionadas con su pueblo, su gente y todo eso. No me creo que nadie te haya prestado atención.
-Son mundos diferentes, Will, te lo puedo asegurar. Pero igualmente, prefiero quedarme aquí porque este ambiente es único, porque aquí sí tengo amigos y me lo paso realmente bien. Muchas noches me he quedado despierta mirando por la ventana y preguntándome qué estaríais haciendo, cómo estaríais. No cambiaría mi amistad con todos vosotros por nada del mundo.
-Ahora te entiendo, pequeña. Bueno, seguid hablando vosotros dos, yo he de atender el negocio.
-Tráeme otro zumo, Tom, por favor.
-Enseguida te lo alcanzo, Eva.

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